jueves, 24 de febrero de 2011

El Fracaso del Catálogo Gallego


            Acabo de recibir un correo del Colegio de Farmacéuticos de Pontevedra, donde viene un borrador del nuevo Catálogo de medicamentos que entrará en vigor a partir del 1 de marzo. Sin meterme en discutir la validez de un “borrador” a falta de un par de días para saber si será definitivo o no (que casi parece que nos están tomando el pelo con esto, aprobando normas que entran en vigor sin dar tiempo a nadie a poder cumplirlas con corrección), quisiera analizar un poco este nuevo Catálogo en función de tres factores: el antiguo (válido desde el 17 de enero hasta el 28 de febrero, es decir 45 días), los medicamentos excluidos e incluidos en ambos y los problemas ocasionados por su culpa.

            En primer lugar hay que decir que la mayoría (aproximadamente el 90%) de los medicamentos que fueron excluidos del Catálogo Gallego anterior ahora vuelven a estar incluidos dentro. Resulta que el 1 de marzo tuvo lugar la bajada de precios prevista, quedando la mayoría de ellos dentro de lo que se conoce como “precio menor”. Por lo tanto al gobierno gallego no le quedó más remedio que volver a incluirlos. Esta bajada de precios no es algo nuevo, sino que todos los años se hace (normalmente el día 1 de mayo, pero con esto de la crisis, al gobierno central le entraron prisas por demostrar que puede ahorrar, y así como el año pasado hizo 4 bajadas de precios, este año va por el camino y por eso la adelantó), conociéndose qué medicamentos bajan y cuánto bajan. Por ello el gobierno gallego no puede alegar “desconocimiento” al hacer el catálogo.

            En segundo lugar aquellos pacientes que por motivos de Catálogo vieron como sus medicaciones cambiaban, aquellos pacientes que no recibieron ningún tipo de información por parte de la Xunta o de sus médicos (todo el marrón recayó sobre las farmacias), aquellos pacientes que tuvieron problemas relacionados con la medicación por esta causa (sea que dejaron de tomar sus medicinas, sea que las tomaban mal, sea que duplicaban dosis, sean efectos adversos de los genéricos, sea lo que sea), ahora ven que pueden volver a la medicación que estaban tomando antes.

            En tercer lugar comentar que junto con este “borrador” del Catálogo, llegó una carta que desde la Consellería de Sanidade se envió al colegio, en la que (en un tono muy “político”) nos venía diciendo que a partir del 1 de marzo se dejaba de poder sustituir los medicamentos “libremente” (en teoría antes se podía hacer en Galicia… en la práctica, no existe sustitución libre, ya que sólo se puede sustituir por causas consignadas en las Ley del Medicamento), pero recordando que se haría la “vista gorda” siempre que se sustituyese un medicamento por otro que ya hubiese llevado antes para garantizar el cumplimiento del paciente en su tratamiento… lo cual, si se lee entre líneas viene a decir, que las sustituciones que la Xunta considera válidas son aquellas en las cuales se cambia un medicamento por su genérico siempre y cuando ese genérico fuese el que antes llevaba por causa del Catálogo. Ahora bien, creo que también se puede leer, que como se cambie el genérico que ahora llevan por el medicamento de marca que llevaban antes de que naciese este Catálogo, no se considerará una sustitución válida.

            En resumen. Los políticos han demostrado que sólo les interesa el “poder”. Con lo del Catálogo intentaron hacerle un órdago al Gobierno Central, el cual, todo sea dicho, les ha salido de maravilla, pues la Pajín, en consonancia con su gran gestión al frente del Ministerio de Sanidad, ha pasado olímpicamente de todo esto, mandando un recurso al TC tarde, sin mucho entusiasmo ni mucho interés en el tema. También han demostrado que los pacientes les interesan bien poco, pues cuando se leen las comunicaciones de la Consellería (y las del Ministerio… que son otros que tal bailan), se puede ver claramente que si es algo que ellos mandan, es “por el bien del paciente”, pero si es algo que el paciente demanda (o el médico o nosotros los farmacéuticos, en base a nuestros conocimientos y nuestra experiencia), no se le tiene en cuenta, no se le escucha y se le insulta o menosprecia por su “rebeldía”.

            Ahora el catálogo cambia… cambia hacia lo que ya teníamos… ¿qué sentido ha tenido entonces? La gente puede volver a llevar su medicación de siempre, pero durante un mes y medio, han estado con problemas de suministro (las casas de genéricos no dieron abasto a todo el nuevo stock que hubo que hacer), han estado con problemas de medicación, han estado con problemas graves que incluso han llevado a hospitalizaciones (en mi pueblo conozco 7 casos… y teniendo en cuenta que somos cuatro gatos, el porcentaje es bastante elevado). ¿Quién asume la responsabilidad de este fiasco? Lo peor de todo es que aún saldrá la Pilar Farjas diciendo que el Catálogo es todo un éxito y se han ahorrado “gritones” de euros… cuando la realidad es que si se mira el coste que se ha asumido a nivel hospitalario por culpa del Catálogo, fácilmente duplica o triplica el ahorro falso por precios menores de medicamentos.

            El Catálogo ha resultado ser un fiasco, un fracaso total. Los políticos nos lo venderán como algo bueno… y nosotros, que somos tontos, aún nos lo creeremos.

lunes, 21 de febrero de 2011

Extorsión "administrativa"


            Ayer en el Faro de Vigo (edición digital) viene la siguiente noticia: “En Pontevedra habrá muchos agentes de baja psicológica


            Según esa noticia, los guardias civiles de Galicia, en concreto los de la provincia de Pontevedra, verán peligrar sus sueldos en unos 240 euros mensuales (que se dice pronto), si no ponen más multas. Eso sí, sin especificar cuántas serían “apropiadas” (supongo que ni siqueira importa... quieren más y más y más... y da igual cuantas se pongan nunca serán suficientes).

            Esta noticia no es nueva. Ya desde hace tiempo viene siendo normal escuchar este tipo de cosas. Supongo que en más partes de España y no sólo en Galicia, si bien yo me entero de las gallegas porque suelen ser noticias de periódicos de tirada “local” y, a lo sumo, “autonómica”. Aquí, por ejemplo, vemos que esto ya pasaba en 2010 con la policía. Y seguro que si miramos hacia atrás en el tiempo, también existía… pero más de tapadillo.

            Hace unos días también me resultó curiosa una noticia (también del Faro de Vigo) donde se alardeaba de haber sido multado el primer peatón por cruzar en rojo.

            También tenemos de hace ya un poco más (el mes pasado) la noticia de que se multará a los peatones que no lleven dispositivos reflectantes.

            Viendo sólo las dos últimas noticias, se podría pensar que la DGT piensa en el bien del ciudadano, en el bien del peatón y del conductor, y por eso se dedica a poner multas, no con afán recaudatorio, sino con afán “aleccionador”. Pero entonces se ve la primera y ya todo encaja. Da igual que la gente no tenga ni la más remota idea de esas leyes (en los pueblos del rural gallego, donde la gente se dedica a cuidar la pequeña finca, a charlar en el bar o en la iglesia, la mayor parte de la gente ni se enteró de que de la noche a la mañana era obligatorio ponerse reflectantes). Da igual la “peligrosidad” del asunto. Da igual la “circunstancia atenuante”. Quieren la “pela”. Quieren el dinero.

            Entonces pienso en el significado de “Fuerzas del Orden”. Su propósito “fue” proteger al ciudadano.

            Entonces pienso en el significado de “Culpa”. En teoría cualquier persona es inocente hasta que se demuestre su culpa.

            Entonces me doy cuenta de que a veces peco de ingenuo. De que a veces soy demasiado idealista y optimista. De que a veces vivo en un sueño del que no quiero despertar… pues sé lo que encontraré cuando abra los ojos.

            Encontraré que las “Fuerzas del Orden” tienen como único propósito el sacar dinero de la gente (lo que antiguamente se conocía como extorsión).

            Encontraré que todo ser humano es culpable aunque se demuestre lo contrario.

            … Y no voy muy desencaminado. No se trata de pasar del optimismo onírico en donde me refugiaba al pesimismo realista que me rodea. Es pura y dura realidad. Menos mal que aún quedan buenas personas dentro de las Fuerzas del Orden. Gente que prefiere ser honrada a ser manipulada. Gente que aún sigue siendo un individuo independiente, por muy dentro de la masa que esté.

            Las leyes que atentan contra la libertad del individuo no son más que leyes absurdas que buscan la recaudación fácil. Como ejemplos de ellas tenemos la ley del “cinturón de seguridad”, la ley del “dispositivo reflectante” y demás (y eso porque hoy sólo quiero hablar de “Tráfico”). Yo me pongo el cinturón cada vez que subo al coche, pues es mi responsabilidad, es mi vida y, por muy “de bajón” que pueda estar algún día, le sigo teniendo aprecio. Pero es “mi” vida, y nadie me puede decir lo que tengo que hacer con ella. Si no me quiero poner el cinturón, viene “papacito Estado” y me multa por ello. No se dedican a obligarme a ponérmelo, ni mucho menos, simplemente me quitan un dinero por estar así. Si yo voy por la calle, de noche, en mi pueblo, ya me encargaré de ponerme algún tipo de dispositivo luminoso reflectante “por si acaso”… pero si no lo hago, es mi decisión, y no la de “papacito Estado” cobrarme por ello (pues en este caso, tampoco es que te obliguen a ponerlo, simplemente te cobran).

            Y como esos dos ejemplos, cualquiera que se le ocurran a los demás. De un tiempo a esta parte no se busca una educación correcta de la ciudadanía, una educación en unos hábitos de conducta social aceptables… lo que se busca es el dinero fácil. Y para ello nada mejor que un conjunto de leyes recaudatorias tan amplias y extensas (y, sobre todo “ambiguas”) que no dejen títere con cabeza.

            Claro que para ponerlas en práctica se necesita de la complicidad de las Fuerzas de Seguridad. Por el momento aún se van resistiendo… pobres de nosotros cuando ya no puedan hacerlo más.

            Después de todo, poner multas es un trabajo duro… y fácil. ¿Qué es más rentable? ¿Un infractor de 600 euros? ¿Uno de 100 euros? ¿Uno de 50 euros? La realidad nos dice que es más rentable el más bajo, pues si bien es menos dinero, es más la gente que comete la infracción leve. Si en un mes a lo sumo se pilla a un par de kamikazes de 600 euros cada uno, sin esforzarse demasiado, se pueden encontrar con 100 a 200 idiotas de 50 euros… cada día.

            Seamos serios. Tal cual están escritas estas leyes de tráfico, cualquier tipo de acción se puede considerar “infracción”. ¿Estás escuchando música por la radio del coche? Delincuente (se “presupone” que ibas distraído). ¿Estás con una mano en el volante y la otra en el pomo del cambio de marchas? Criminal (se “presupone” que vas a tener un accidente por conducción temeraria). ¿Estás en una rotonda y no has puesto el intermitente en la salida? Psicópata (se “presupone” conducción temeraria)…

            Y mejor no sigamos… que da igual lo que hagamos, que seguro que sin esforzarse demasiado se le puede buscar la multa.

            Y ahora que el peatón también está en el radio de acción de las multas… dejas de proteger a los unos… dejas de proteger a los otros… ahora les cobras a todos. Pues lo que empezó siendo una multa “aleccionadora” (que no veo yo muy bien donde está la lección… al chico le multan por su “temeridad”, a la novia, que hizo lo mismo que él, ni le dicen nada… ¿no es eso discriminación sexista?), con el tiempo (y vista la necesidad económica de todas las administraciones, no demasiado lejano) será a “todos” los que crucen en rojo (independientemente de si era peligroso, de si era una tontería, de si no venían coches, de si es un paso de peatones que se abre 2 segundos de cada 20 minutos… etc.), así como a aquellos que crucen sin mirar, a aquellos que crucen fuera (da igual que sea medio metro o medio milímetro) del paso asignado… incluso llegaremos al límite del absurdo yanqui, donde se multa a aquellos que van hablando por el móvil o escuchando música en sus MP3 mientras cruzan la calle (se les presupone que van distraídos).

            De un tiempo a esta parte parece que se ha perdido el norte. Las Fuerzas de Seguridad del Estado no están para defender “al Estado” sino para defender “al ciudadano”. Después de todo es el ciudadano quién les paga su sueldo. Es el ciudadano quién los ha contratado. El ciudadano, a todos los efectos, debería ser su “jefe”. Pero ya no es así. El ciudadano es el criminal peligroso. El ciudadano es el delincuente más buscado. El ciudadano es un atroz y vil engendro infernal que repta por las sucias calles delinquiendo simplemente con el aire que sale de sus corruptos pulmones.

            Lo que hay que hacer es educar a la gente en un único punto (el resto son secundarios). El concepto de Responsabilidad. La gente ha de hacerse responsable de sus actos. Si cruzas la calle en rojo sin mirar que vengan coches y un coche te atropella, no esperes que el seguro te pague… en realidad serás tú el que le pague al del coche, pues fue tu decisión hacerlo mal, y tu responsabilidad por el hecho. Si no te pones el cinturón de seguridad en el coche y tienes un accidente y te quedas paralítico, asúmelo, no es culpa del coche, es culpa tuya por idiota… es tú responsabilidad.

            Eduquemos en la responsabilidad y la gente aprenderá que cada acción tiene una reacción. Que hay que hacerse responsable de cada decisión que se tome. Y la responsabilidad hará que la gente tome las mejores decisiones posibles.

            Pero no interesa eso. Interesa más que la gente haga las cosas mal y se les cobre por ello. Interesa más que cuando la gente ya está hasta las narices de todo esto, y dejen de hacer las cosas mal, se “inventen” nuevas cosas que están mal, para así seguir cobrando por ello.

A esto hemos llegado. A la extorsión del ciudadano. Al robo a pleno día.

            Pero… eso sí… siempre “por nuestro bien”

martes, 15 de febrero de 2011

Suma y Sigue...

              Leo en la prensa de ayer que Mariano Rajoy dice que cuando llegue a la presidencia del gobierno no sólo va a mantener el Catálogo Gallego por todos los medios posibles (incluyendo, asumo, el no hacer caso de lo que diga el Tribunal Constitucional, que está pendiente… para que luego hablen del Estatuto Catalán), sino que además va a instaurarlo en el resto de las autonomías.

              Al margen de mi opinión personal sobre el tema (de sobra conocida por todos) esto es exactamente lo mismo que ha hecho Feijoo en Galicia. Impone algo que no tiene competencia para hacer. Pues Rajoy impondrá algo que no tendrá competencia para hacer.

              Ya lo he comentado otras veces. En un Estado Central, el que “manda, ordena y hace saber” es uno, y tiene autoridad para ello. En un Estado Federal, cada región tendrá a su propio mandatario y no podrá inmiscuirse en las políticas de los demás. En un Estado como el español, nadie sabe a qué atenerse.

              La Sanidad Española hace aguas por todos lados. Y nos venden ese hecho como que es culpa de las farmacias y de los enfermos. Pero al mismo tiempo nos venden el hecho de que la Sanidad Española es la “más mejor” del “mundo mundial”… Si lo analizamos en frío nos damos cuenta de la inteligencia que demuestran los políticos en este tema. Tenemos la mejor sanidad del mundo, y así seguirá siendo siempre que la gente no se ponga enferma y las farmacias no cobren.

              Apaga y vámonos…

              Así hasta yo monto una empresa fantástica de lo que sea. Sólo tengo que decir que es la mejor empresa del mundo (da igual de lo que sea), o lo sería si tuviera clientes y me pagasen. O también que es la mejor empresa del mundo, o lo sería si los clientes no me exigiesen nada a cambio de su dinero (en realidad mejor sería que no me “pudiesen” exigir nada). Aunque la verdad es que veo que la idea no va a funcionar… ya existe… se llama “papacito Estado”. Un ente superior que hace lo que quiere sin rendirle cuentas a nadie, que exige unos pagos a sus “clientes”, pero sin darles nada a cambio… y aún encima usa a esos mismos “clientes” como chivos expiatorios para todos los errores que pueda haber cometido (y que cometerá en el futuro).

              Aquí dejo un gráfico que me encantó. Es una imagen que muestra en qué se gasta nuestro dinero (y sí, es nuestro pues los ciudadanos somos los que lo hemos pagado). Id pasando el cursor por los distintos circulitos y veréis en qué se gasta “papacito Estado” nuestros ahorros. Seguro que pensabais que la “Más Mejor Sanidad del Mundo Mundial” costaría más dinero, ¿verdad? Y luego resulta que es una de las partidas que menos euros recibe. La mitad que el gasto en el Defensa… el doble que Educación… pero también diez veces menos que el gasto en “Asuntos Económicos”… y suma y sigue.

              Con esto ya tenemos una idea clara de lo que significa la manipulación política. Dicen que las cosas van mal… que lo que ellos hacen siempre es lo mejor de lo mejor… pero que falta dinero. Y luego usan del presupuesto general una miseria… así ya tienen la escusa perfecta para cobrar más por otras causas (eso sí, lo que cobren lo usarán en otras partidas… no sea que se acabe el chollo).

              El Catálogo Gallego es un absurdo político, farmacéutico y médico. La razón que esgrimió el gobierno autonómico para ponerlo en práctica fue el ahorro. Un ahorro “sesgado” ya que lo que se ganó por un lado, se perdió por otro (y mucho más de lo que se gana). Ese ahorro es falso en otro sentido. Resulta que todos los años los medicamentos tienen que bajar de precio por ley. Normalmente era el uno de mayo (una bajada anual). El año pasado hubo tres bajadas y este año se prevén otras tantas.  Es más, la primera bajada será en unos días, el uno de marzo concretamente. Resulta que en esa bajada los medicamentos que el gobierno gallego catalogó como muy caros y por lo tanto excluidos del Catálogo, pasan a estar ya entre los más baratos de todos… pero eso no significa nada para el gobierno gallego, ya que si fueron excluidos, ahora, aún cuando son igual o incluso más baratos que los incluidos, seguirán sin ser financiados, y eso demuestra que el ahorro no les importa lo más mínimo… sólo buscan medidas populistas que “vender” y así ganar votos.

              Este Catálogo también trajo consigo una serie de cosillas más, al margen de la visión económica, que ahora paso a relatar:

1.        Los enfermos perdieron la estabilidad que les otorgaba su medicación habitual. En el caso de pacientes con enfermedades agudas, el cambio de un medicamento por otro era de una importancia muy subjetiva, y casi inapreciable; pero en el caso de los enfermos crónicos (la mayoría), el cambio de un medicamento por otro puede ser muy grave o ser inocuo, pero eso lo determina un médico, no un político. Y si en lugar de ser un medicamento, son varios… la gravedad se multiplica.
2.        Los enfermos se quedaron en muchos casos sin poder seguir una medicación estable, y no por el cambio, sino por los problemas de desabastecimiento que ocasionó la medida (aunque el gobierno se haya dedicado en cuerpo y alma a asegurar que no hay problemas y todo va como la seda). Ahora mismo yo, por poner un ejemplo, llevo más de 5 días sin poder abastecerme de Pantoprazol 20mg, pues las marcas que lo fabrican (y que entran en el Catálogo) no dan abasto con ello y ahora mismo los distribuidores no tienen en stock nada. El lercanidipino estuvo en faltas en enero durante 15 días, hasta que la casa que lo fabrica pudo por fin aumentar su producción. Y como estos dos muchos más.
3.        Las farmacias se están viendo con el agua al cuello en muchos casos pues así como a ellas se les exige un cumplimiento exacto en los pagos, su cliente (por obligación legal) demora los pagos a su antojo (y que no se nos ocurra reclamar, qué aún nos caerán más palos), con los consiguientes desajustes contables (e intereses en préstamos añadidos). Además de encontrarse con stock de medicamentos en el almacén que ahí se quedarán hasta que caduquen.
4.        Los médicos se encuentran también con grandes problemas en las prescripciones, pues el IANUS (la base de datos de medicamentos del SERGAS) se ha modificado para adecuarse al catálogo con un código de colores muy confuso, pues mezclan las prohibiciones del catálogo (rojo) con los “stop” (también en rojo… estos últimos son aquellos medicamentos que por algún motivo recomiendan precaución y control en su dispensación, pero no han sido excluidos del catálogo). Así como también tienen problemas para poder prescribir medicación a aquellos pacientes complejos que necesitan un cuidado especial, ya que muchas veces el cambio de medicamentos puede ocasionar más mal que bien, y hay muchos medicamentos muy complejos que han sido retirados del catálogo.

              Voy a poner un caso, que algunos dirán innecesario, otros dirán exagerado y otros dirán indemostrable. Y la verdad es que sólo los últimos tienen la razón, pues es indemostrable, pero no por ello exagerado o innecesario, ya que la medicina se basa precisamente en la búsqueda de todos esos pequeños problemas que “puedan” provenir de la medicación, pues a partir de ellos es cuando aumenta la investigación y se demuestran dichos problemas. Si hacemos oídos sordos a todos estos, en realidad lo que estamos haciendo es quitarle importancia a algo que puede ser muy grave. Este es el caso de una señora de mi pueblo, paciente mía, de edad avanzada y polimedicada, a la que llamaré señora X.

              Esta señora X, de 85 años, falleció el jueves pasado (la noche del jueves al viernes) por causas desconocidas, si bien se achacó esta muerte a su edad, con gran posibilidad de un trombo cerebral, ya que una noche estaba bien (dentro de sus achaques y problemas) y a la mañana siguiente estaba muerta. Lo que se conoce como muerte fulminante. No ha habido autopsia ni ningún tipo de investigación (para casos como este no es necesario). Y la verdad es que en cualquier caso similar yo mismo diría que no es necesario. Pero este caso, al ser conocido por mí como farmacéutico, me hace preguntar un par de detalles. Esta señora durante mucho tiempo estuvo tomando Iscover (un antitrombótico) y que con lo del catálogo se le cambió a Clopidogrel (el genérico). Y resulta que después de unos días con este nuevo medicamento la señora muere, y se presupone un trombo cerebral.

              Puede que no haya relación entre ambos hechos. Puede que hubiera pasado lo mismo de seguir con el medicamento anterior. No niego ninguna de las dos posibilidades. Pero también puede que este trombo sea debido al cambio de medicación. También puede que estemos ante un efecto secundario de la medicación (los genéricos no pasan los controles que pasan los medicamentos de marca, ni los estudios previos… simplemente copian la molécula y “tiran pa’lante”, asumiendo que su medicación será igual que la otra, con los mismos efectos, tanto beneficiosos como perjudiciales). Como dirían en mi tierra: “Ni sí, ni no, ni todo lo contrario”.

              Y supongo que como este caso habrá muchísimos más, en los que no hay demostración posible de nada, pero que queda la duda. Y si hay una muerte de por medio, pues mayor ahorro para las arcas del gobierno, se ahorra en medicación, se ahorra en pensión, se ahorra en hospitalización… todo son ahorros.

              Y otro caso más sangrante aún, pues así como el anterior es grave, no es demostrable ni asumible, mientras que éste sí lo es. Y lo digo porque ni sabía que pasaba hasta hace unos minutos que entró un señor en la farmacia con una receta de Stilnox para otro señor (ambos bien conocidos por aquí, del pueblo), y (tonto de mí) se me ocurre preguntarle qué es de la vida del otro, que hace tiempo que no viene por aquí, a lo que me responde que está en el hospital. Y claro, entonces me salta la alarma. El Stilnox es un psicótropo, un medicamento de control especial por parte de la farmacia, y que, ante cualquier duda tenemos la obligación de preguntar primero y no dispensar después. Así que me dispongo a la ronda de preguntas y respuestas. Y el resumen viene a ser algo así:

El señor al cual la receta se hizo está en el hospital, pero la medicación que le dan allí no le hace el mismo efecto que la que tomaba en su casa. De forma que desde el mismo hospital, ante el hecho de no tener esa medicación (no sé la causa, si es que no la piden, se les agotó, o se la fumaron), decide entregarle la cartilla sanitaria al familiar que se encuentra con él y decirle que vaya al médico de cabecera para que le haga una receta de esa medicación y que la coja en una farmacia de fuera del hospital, y luego se la lleve al hospital, se la entregue a enfermería y ya se encargan ellos de darle la medicina con la pauta señalada.

              Es decir… que aquí tenemos un gran problemón. Primero que el hospital se ha lavado las manos en el trato al paciente, tanto a nivel de medicamentos como a nivel de médicos. Así, ante cualquier problema, siempre pueden argüir que la culpa es del propio paciente por llevar medicación de fuera. Además se aumenta el “ahorro ficticio” del hospital al no tener necesidad de tener medicinas… ya las traen los propios enfermos (o sus familiares). También se pueden usar los datos del hospital para falsear los estudios estadísticos, pues si el hospital no gasta en medicamentos, sus médicos no emiten cierto tipo de recetas, y su farmacia hospitalaria sólo dispensa cierto tipo de medicación, pero luego los enfermos toman otros medicamentos y por lo tanto se cura igual… al final el estudio “demostrará” que esa política de ahorro es “buena”, que el medicamento que se da en el hospital, con menos uso hace el mismo efecto, etc.

              La política está para la mentira y el engaño, la manipulación y el control. Y en el tema sanitario esto es muy grave. Pues mientras la sanidad en España sea monopolio estatal, al margen de que eso signifique que es cara, lenta y mala, cuando un político habla de ella, asumiendo que nos miente, nos engaña, nos manipula y nos controla… pues vaya “cristo” que se tiene montado entonces. Según el cuadro inicial, el gasto en sanidad es patético en comparación con el gasto general, pero aún así, en lugar de reducir en otras partidas donde se podría reducir mucho más el gasto, se siguen reduciendo en aquellas en las que ya está demasiado ajustado todo, con la consiguiente pérdida de productividad, de efectividad y de calidad final (aún más, que ya es decir), mientras se aumentan en otras donde no tiene mucho sentido (gastos absurdos como el plan E, el aumento de plazas de funcionarios, etc.)


              Y mientras no hagamos nada para remediarlo, así nos irá.

martes, 8 de febrero de 2011

¿Por qué?


              Si regresamos a la infancia, si volvemos a aquellos años dorados en los que todo era nuevo y mágico, en los que cualquier cosa, cualquier acción, cualquier situación se resolvía con esta pregunta, obtenemos que el pensamiento crítico de un niño es precisamente lo que nos falta ahora.

              Esa pregunta la base del pensamiento crítico. También es la base del pensamiento científico. Entonces, ¿por qué (ahí vamos) no es la base misma de nuestra vida? Si lo analizamos en serio, si nos miramos a nosotros mismos, seguro que nos encontramos con que muchas (por no decir directamente todas) de nuestras conductas son hechas sin pensar siquiera en la razón de las mismas. Y peor aún si miramos no a nuestra vida individual, sino a la sociedad en su conjunto. Y tal vez ese sea el problema de la crisis, del desgobierno, de todo cuanto nos ocurre en el día a día.

              Pensemos por un momento en esto.

              Pensemos en un día normal y corriente. Nos levantamos, nos duchamos, nos vestimos, desayunamos, vamos al trabajo, trabajamos, etc. ¿En algún momento pensamos en el porqué de cualquiera de esas acciones? Seguro que sí… pero ¿seguimos adentrándonos en la pregunta? Pues a cada respuesta se le puede preguntar lo mismo. ¿Por qué trabajo? Porque quiero ganar dinero. ¿Por qué quiero ganar dinero? Para pagar mis deudas y satisfacer mis necesidades básicas. ¿Por qué tengo deudas? Porque el dinero no me llegaba para comprar algo que quería y tuve que hipotecarme. ¿Por qué compré algo que no podía pagar?…

              Cada pregunta tiene una, o varias respuestas, que a su vez generan nuevas preguntas. Cualquier científico sabe de esto, pues para descubrir algo, la pregunta clave es precisamente esa, y a través del análisis de la respuesta obtenida y de que surjan nuevas preguntas a cada respuesta, se obtiene la clave final.

              Ahora voy a plantear una serie de preguntas:
·     ¿Por qué la sociedad es cómo es?
·     ¿Por qué permitimos que nos gobiernen personas que no son mejores que nosotros?
·     ¿Por qué aceptamos lo que nos dicen sin cuestionarnos nada nunca?
·     ¿Por qué…?

              Por poner un ejemplo de lo que significa hacerse esta pregunta, hablaré del nacionalismo (independientemente de cuál sea, de la región, país, terreno que sea). A partir de ahora todo es ficción, una simple charla entre un niño (el que pregunta a todo) y un adulto, que quiere enseñarle al niño su forma de pensar (unos llamarían a esto educación, otros adoctrinamiento).
--    Tienes que sentirte parte de esta tierra que pisas, como lo fueron tus antepasados. Tienes que recordar las gestas y hazañas de los que aquí vivieron y vertieron sangre y sudor por que hoy tengas lo que tienes. Recordar su cultura, asumirla como algo maravilloso. Honrar su memoria.
--    ¿Por qué?
--    Porque has nacido aquí y es tu obligación honrar al pasado.
--    ¿Por qué?
--    Porque es lo que hay que hacer
--    ¿Por qué?
--    Calla niño y cómete la sopa…

              Evidentemente un nacionalista tendría argumentos mejores que los que he escrito ahí para responder… pero que al final se desmontarían igual con esa pregunta. Y no sólo el nacionalismo, sino cualquier concepción que tengamos de la vida. Sea religión (es al mismo tiempo la más fácil y la más rápida, pues para cualquier religión la respuesta es la misma: Dios, y los “porqués” nunca son respondidos). Incluso política… sobre todo política. Imaginemos otra conversación hipotética pero esta vez sobre la sociedad política:
--    La sociedad se compone de muchas partes, tenemos a los que crean leyes, a los que las cumplen, a los que protegen a aquellos que las cumplen, los que vigilan su cumplimiento, etc.
--    ¿Por qué?
--    Pues porque la sociedad necesita leyes para funcionar
--    ¿Por qué?
--    Porque sin leyes no habría orden
--    ¿Por qué?
--    Porque entonces caeríamos en la anarquía y eso es malo
--    ¿Por qué?
--    Porque la base de la anarquía es el concepto de individuo, y el propósito de la sociedad es el bienestar del colectivo
--    ¿Por qué?
--    Porque las masas son más fáciles de controlar que los individuos…
--    ¿Qué? No te he escuchado…
--    Calla niño y cómete la sopa…

              Al final siempre es lo mismo… nunca se responde a ninguna pregunta, o a lo sumo se responde de forma velada, oculta y sin decir nada. Por eso mismo lo mejor que podemos hacer pensar por nosotros mismos, hacernos esas preguntas y buscar las respuestas finales. Y siempre recordando que una vez lleguemos a aquella respuesta que creemos final, en ese momento es cuando realmente hay que preguntar “¿por qué?”.

              Otro ejemplo, sobre el cumplimiento de las leyes:
--    Las leyes son una serie de normas de obligado cumplimiento que permiten al ser humano convivir en paz en la sociedad
--    ¿Por qué?
--    Porque si incumple las leyes, sería un criminal y un proscrito y se le castigaría por ello
--    ¿Por qué?
--    Porque la convivencia necesita de normas
--    ¿Por qué?
--    Porque si no las hubiera la gente se comportaría a su antojo
--    ¿Por qué?
--    Porque el ser humano es un ser vil y rastrero que se aprovecha de las personas para su propio beneficio, por eso los políticos crean normas que permitan la convivencia
--    ¿Por qué?
--    Porque los políticos son personas que sólo piensan en el bien del pueblo…
--    ¿Por qué?
--    … Calla niño y cómete la sopa

              Ahora bien, después de hacerse todas estas preguntas y obtener respuestas a cada una de ellas, la persona puede llegar a muchas conclusiones. Dos personas pueden llegar a conclusiones diferentes. Y no por ello erróneas (para cada uno). De ahí que un nacionalista convencido que se haya hecho todas las preguntas y haya obtenido por si mismo todas las respuestas, y haya interiorizado esas respuestas y esté convencido de ellas, entonces, podremos estar más o menos de acuerdo con él, pero ante todo y sobre todo habrá que aceptar su visión (como suya, eso sí). De igual modo con el resto de las personas y de las ideas. Un religioso que después de haberse hecho todas las preguntas obtiene que la única respuesta que él puede creer es Dios… pues el resto tendremos que respetarlo (que no tiene nada que ver con “compartirlo”). Pero claro… siempre queda la duda de si realmente se han hecho todas las preguntas posibles o si se han quedado en el camino. Además, aquellos que cumplen con esta condición suelen ser los menos (por no decir que prácticamente no existen… los fanatismos, sean políticos, sean religiosos, sean cuales sean, no suelen caracterizarse por las preguntas).

              El problema principal radica en la propia gente. Aún recuerdo conversaciones en las que, ante comentarios por mi parte, las respuestas fueron del estilo de: “no digas nada, que no quiero pensar en ello”. Si la gente no quiere pensar, si aceptan lo que venga, si no se hacen preguntas… entonces “apaga y vámonos”.

              Y para terminar, a quién lea esto, si está de acuerdo, me gustaría preguntar, ¿por qué? Y si por el contrario está disconforme con estos argumentos, también me gustaría preguntar ¿por qué?